-"No" -contesté-. "No estoy fatigado. Voy a decirle lo que siento, capitán Giles. Me siento viejo. Y debo de estarlo. Todos ustedes, los que se hallan en tierra, me hacen el efecto de una partida de jóvenes calaveras que nunca han tenido la menor preocupación en el mundo".
El capitán Giles no sonrió. Su aspecto era insoportablemente ejemplar.
-"Eso pasará -declaró-, pero es verdad que parece haber envejecido".
El capitán Giles no sonrió. Su aspecto era insoportablemente ejemplar.
-"Eso pasará -declaró-, pero es verdad que parece haber envejecido".
Joseph Conrad
La línea de sombra