lunes, octubre 09, 2006

Desde que comencé a trabajar, he estado viviendo en muchos lugares. Nunca me ha preocupado no sentirme en mi hogar en ninguna parte. Lo he atribuído a una cierta propensión al nomadismo, o como quiera que se llame eso.
Pero estos días aquí ha sido diferente. Supongo que a eso contribuirá el gran ventanal del salón que me hace ver el mar, pero en cualquier caso, sin sentir todo esto como otra cosa que un sitio donde vivir un año o dos a lo sumo, me he sentido cómodo desde el primer momento. Lo he notado cálido. Nunca habría asociado esa sensación a un piso de alquiler.
Cuando llegué, llovía a cántaros. Deshice el equipaje en diez minutos, conecté el ordenador, envié un aviso, y lo apagué. No quise encender la televisión. Me serví un jerez y me quedé mucho tiempo mirando desde la ventana, con las luces apagadas.

3 Comments:

At 11:28 p. m., Blogger kasandra said...

Cuando yo vivía en Galicia me ocurría eso mismo. Me sentía muy bien en aquel piso de alquiler. Aunque entonces tomaba algún caldo de Cambados y contemplaba indistintamente el mar o la luna :)

Otro.

 
At 11:53 p. m., Blogger Pliegos de palabras said...

Cambados... allí fui a cerrar una herida enorme que me produjo una mujer, la primera mujer con la que estuve. Fue hace casi diez años. Me hice el encontradizo una mañana, buscando una excusa para acercarme donde ella trabajaba. Necesitaba verla y cerrar lo que habíamos empezado. La vi guapísima. Acababa de casarse y tener un hijo. Hablamos de cosas anodinas, y noté que bajo la capa de amabilidad, se sentía incómoda. Se dio cuenta de que yo sabía que ya estaba con el que iba a ser su marido aquellos tres meses que fuimos amantes, aunque en realidad yo creyese que éramos, o que íbamos a ser algo más. Comprendí que lo había malinterpretado todo, pero a partir de entonces, pude seguir mi propio camino.

 
At 5:28 p. m., Blogger kasandra said...

Gracias por contármelo :))

Un beso

He venido a leer.

 

Publicar un comentario

<< Home