Esta temporada no paro de leer y leer. Los libros se agolpan en mi mesa de noche, en el despacho y también en la de la cocina. Es como si necesitase recuperar el tiempo perdido. También escribo. El libro va a buen ritmo. Y vuelvo a tener ganas de cocinar. Me he bajado el Dictionnaire de Cuisine de Alejandro Dumas, lo he impreso -1500 folios- y voy experimentando. Mientras escribo esto estoy haciendo un Fondo Oscuro, que luego usaré para hacer un ragú de buey acompañado de paté. Debo bajar a la ciudad a comprar algo de vino.
Es curioso. La soledad puede convertirte en un salvaje, o en un sibarita. Por supuesto, he descubierto que soy lo segundo, a una escala que ni siquiera sospechaba hace unos años. Además, me está resultando un buen remedio para apreciar que la vida sólo se compone del aquí y del ahora: disfrutando de una cena exquisita, un buen cognac, mirar el mar desde este sofá, horas de lectura, y recordar una piel y unos labios.
2 Comments:
Me encanta lo que cuentas hoy :)
Pero yo soy de las salvajes.
Un beso que voy a seguir leyéndote. Y alegrándome por lo de tu libro.
me encanta que te encante. Muchísimo!
Un beso, Kasandra
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